sábado, 12 de noviembre de 2011

EL REGISTRO CIVIL DEL CIELO

A los discípulos se les llamó cristianos 

por primera vez en Antioquía.
Hechos 11:26


Regocijaos de que vuestros 


nombres están escritos en los cielos.
Lucas 10:20


Si alguien declara ser cristiano debe ser consciente de que lleva el nombre de Cristo. Entonces surge la siguiente pregunta: ¿Tiene derecho? En los evangelios encontramos a personas que dicen pertenecer al Señor, pero a las cuales Jesús tendrá que decir un día: “Nunca os conocí; apartaos de mí” (Mateo 7:23).
Para ser cristiano no basta con figurar en el registro de bautismo de una comunidad cristiana. Esos libros no se consultarán en el gran día del juicio, cuando Dios haga comparecer ante él a todos los hombres para que le den cuentas.
Para que un recién nacido pueda llevar un apellido es necesario que su filiación sea inscrita en el registro civil. La Biblia nos enseña que para que podamos formar parte de la familia de Dios es necesario un nuevo nacimiento (Juan 3:7). Sólo con esta condición nuestro nombre podrá figurar en el Libro de la vida, ese «registro civil del cielo» en el cual Dios inscribe a todos los que creen en su Hijo y lo aceptan como su Salvador personal. Ellos, y sólo ellos, tienen “potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
Sí, ser un hijo de Dios es un derecho, pues está basado en la obra de Jesucristo y no en nuestros méritos. Alguien es cristiano no porque sea mejor o más religioso que otros, sino porque recibió a Cristo como su Salvador y lo reconoce como el Señor.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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